Radiografía de la prensa más ramplona del mundo. El periodismo peruano y su sinrazón de ser.
“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante.” Ryszard Kapuscinski
Existe cierta unanimidad en la prensa nacional, renunciar a la “investigación periodística”. Reducir su papel a simple crónica distorsionada y opinión sesgada, a ignorancia supina. El periodismo a lo Patricia del Rìo, Mónica Delta, Chichi Valenzuela, Raúl Vargas, Sol Carreño, entre otros ha triunfado. El “Chema” Salcedo, hace poco declaraba “No creo en el periodismo comprometido”, quizás esa frase resuma el espíritu de nuestra prensa. El Comercio (y su concentración de medios) hace años desactivó su “unidad de investigación”, la familia Miró Quesada sinceró así el periodismo que espera en el Perú del siglo XXI.
Periodistas valiosos y valientes todavía existen: César Hildebrandt, Gustavo Gorriti, Ángel Páez, entre otros, pero son marginales frente a la absoluta victoria del periodismo que renunció a hacer su trabajo, y cuya ética es la del dinero, poder, prestigio y las prebendas.
El periodismo peruano hoy sigue ciertos modelos y pautas, una rápida mirada nos muestra este triste y terrible panorama.
El estilo Juliana Oxenford. Basado en la premisa “tu lengua debe ser más rápida que tu cerebro”. Opina, opina, opina, aún de los temas en que eres totalmente ignorante. Comenta y dispara sobre todo lo que cruce por tu mente. El pudor no es una opción, además es la filosofía Latina TV.
El modelo Phillips Butters. Sin duda, el sistema más brutal de periodismo. Renuncia a la razón, como buscar el ¿por qué? De los hechos, y opta por insultar y bramar (¡quiero verte enmarrocado por la policía!). El racismo, homofobia, sexismo, no importan, tienes carta libre. Los propietarios de los medios respaldaran tu ignorancia lumpen. Ser bravucón y atarantar al público semianalfabeto que te sigue en la radio es la condición para el éxito en el medio local.
El periodismo Milagros Leyva. Renuncia a toda ética, compra testimonios por miles de dólares, además entrevista como si estuvieras en la cocina de tu casa. RPP y canal N son espacios adecuados para una periodista de su nivel. Desprecia las noticias que cada día logran obtener los verdaderos periodistas en las distintas regiones y provincias del país. Esos que desafían autoridades locales, se enfrentan a traficantes, son amenazados por delincuentes, denuncian el narcotráfico, la tala ilegal, la minería informal, etc. Esos periodistas no son periodistas para Milagros Leyva, solo son cojudos que no hacen el cómodo periodismo a la limeña.
El anti-periodismo Aldo Mariátegui. Muy fácil y beneficioso, pues se basa en defender el statu quo y estigmatizar a todos lo que piensen diferente a la DBA (derecha bruta y achorada). Solo basta con repetir una serie de muletillas que serán abrazadas con entusiasmo por miles de fachos en este país: caviares, social-confusos, rojos, rojimios, comunistas, izquierdosos, terroristas, etc. La divisa de este periodismo es el macartismo, mejor dicho el “macartismo criollo”. El diario Correo, El Comercio y Perú 21 (monopolio que incluye al respetable “Trome”) son buenos espacios para una escritura de ignorancia achorada. RPP es la plataforma propicia para ladrar sandeces y secretar bilis.
El molde Nicolás Lùcar. Consiste en bajarse los pantalones ante la dictadura de turno y luego pasar piola como adalid del periodismo ante los incautos. Escupir al periodismo digno y embarrarse junto a inescrupulosos tipo Àlamo Pérez Luna. El periodismo Lùcar reditúa bien, los dueños de los medios te aseguran buenos ingresos, sólo debes renunciar a tu alma y conciencia. César Hildebrandt optó por incomodar siempre al poder, Nicolás Lùcar sólo por arrimarse a este.
El estilo Magaly Medina. No merecería el nombre de periodismo, pero su clave consiste en hacer creer que eso se hace. Se basa en un pacto infame donde la presentadora impresentable acuerda con su público no pensar, estigmatizar y reducir todo a un conjunto de prejuicios. Hace años se hizo famosa por difundir noticias “sin confirmar”, dañando honras ajenas. Es una buena ruta para el éxito, difamar y cobrar. El problema es que alguna vez puedes ser enviado a prisión por ello (gracias por ese gran gol Paolo Guerrero).
El paradigma Beto Ortiz. Soberbio y servil, presto a las entrevistas concesivas con determinados políticos. Hipócrita y amigo del espectáculo más cruel o morboso (como el caso Ruth Thalìa en pestífero “El valor de la verdad”). Risa fanfarrona y piorreica, ética de un hongo y copia barata del argentino Jorge Lanata.
El arquetipo Federico Salazar. Solo conviértete en un holograma, y repite lo mismo todos los días, semanas, meses y años en un noticiario matutino que parece un parte policial releído infinitamente. Defiende el libre mercado, pero siempre y cuando beneficie al empresariado y no a los consumidores (como el caso de la leche que no era leche de Gloria). Por último, abraza causas como defender estereotipos racistas tipo “La Paisana Jacinta”, en nombre de la libertad de empresa. En este país, un reaccionario pasa como liberal, sobre todo en las páginas de El Comercio, "decano de la prensa infame".
Todos ellos tienen en común el convertir al periodismo en un oficio vil y lucrativo. La reciente cobertura de los hechos sucedidos en la Universidad San Marcos, son una pequeña prueba de ello. Los estudiantes reducidos a “vándalos”, “delincuentes”, “terroristas”, etc. Lo mismo con los demás grupos sociales que protestan en este país: las comunidades campesinas contrarias a las mineras tipo Yanacocha, son gente ignorante, contrarios al progreso. Los pueblos amazónicos que buscan preservar sus espacios de vida, son gente manipulada por ONGs y grupos de izquierda radical. Los jóvenes que luchan para no ser explotados y despojados de derechos, son reducidos por la prensa a “ociosos”, “desinformados” e “irruptores del orden público”.
Por último, resulta gracioso como las simpáticas presentadoras de noticias en tv, se llenan la boca llamando a los estudiantes, “incapaces”, mientras leen sus telepronters y exhiben sus piernas.
El notable periodista y escritor Ryszard Kapuscinski, ha dejado dos frases que seguro resultarían incomprensibles para esos personajes que usurpan el ejercicio periodístico en el Perú; valdría la pena citarlas, pues nos recuerdan que fue y es el periodismo autèntico:
“En el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico”.
Y sobre todo,
“Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.
Eso es el periodismo, tratemos de recuperarlo para el bienestar de nuestro país.