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MÁS ALLÁ DE LA EVALUACIÓN NACIONAL DOCENTE. LA TEMPRANA FORMACIÓN DE LOS DOCENTES PERUANOS

La educación no es un problema, la educación es una oportunidad.

Eddy Romero Meza (Educador)

Publicado: 2017-09-10

Las últimas dos décadas el ministerio de educación (MINEDU) se ha concentrado en el desarrollo de una carrera magisterial, que hoy incluye 8 escalas (en Chile son 4). Pero poco ha sido lo avanzado en áreas clave como la Formación del Profesorado, al punto de que, como señala la especialista Teresa Tovar, NO EXISTE UN PLAN NACIONAL DE FORMACIÒN DE DOCENTES. Se continúa con las mismas deficiencias de antaño, y la aplicación de esporádicos módulos de capacitación, concentrados sobre todo en áreas de matemáticas y comunicación, ya que son las que se someten a evaluaciones internacionales como PISA. La formación de los docentes se haya muchas veces a la deriva. Esta comienza en las facultades de educación e institutos pedagógicos, donde se recepciona a cientos o miles de estudiantes, que no tuvieron a la carrera de educación como primera opción, o que optaron por ella dado el menor puntaje que exige en los famosos exámenes de admisión. Definitivamente el bajo prestigio social que hoy posee la carrera docente, sumado a los sueldos paupérrimos, desalientan a cualquier joven sobresaliente a optar por la profesión docente. 

Las continuas reformas curriculares, el sistema educativo promovido por los organismos internacionales como la OCDE, y la tecnocracia que jamás pisa las aulas, explican también la frustración de los docentes, que son inundados permanentemente por una literatura pedagógica improbable, e instrumentos de enseñanza que se convierten en el centro del aula, antes que los estudiantes y maestros (una suerte de burocratización de la enseñanza).

Las capacitaciones docentes que merezcan tal nombre son contadas. Pero lo real es que serían prescindibles, si es que se desarrollara una formación docente temprana, adecuada e inteligente. La famosa “revaloración de la carrera docente”, de la que se llenan la boca los representante del gobierno, solo es posible si se apunta a las raíces del problema, y no solo a medidas de descarte de docentes, a través de evaluaciones mal diseñadas, dirigidas por igual a docentes de escuelas de realidades distintas (rurales, urbanas, polidocentes, unidocentes, bilingües, de frontera, etc.)

En la reciente huelga magisterial, hubo reivindicaciones muy justas y reclamos legítimos, pero también diálogos o foros ciudadanos basados solo en sloganes o frases panfletarias. Las alternativas brillaron por su ausencia en temas importantes como la mejora de la formación docente y su capacitación adecuada. Definitivamente, no habrá cambios si no existe mayor presupuesto para el sector educación (Ni siquiera hay voluntad de cumplir con el Acuerdo Nacional sobre este asunto). Pero el otro punto clave será el desarrollo de un Plan Nacional de Formación Docente. El cual deberá generar estrategias puntuales, como la incorporación de los mejores graduados de los colegios a la carrera de educación.

La formación docente, hoy está muy concentrada en lo teórico-instrumental. El barroquismo de la literatura pedagógica abruma a los estudiantes, y en el afán de concebir la Educación como una ciencia, se descuida sistemáticamente la dimensión técnica y artística de la enseñanza.

Al concentrar todos los esfuerzos en temas curriculares o diseños de programas, dos áreas son permanentemente dejadas de lado al discutir la formación docente: la formación en los contenidos de enseñanza y la importancia de la práctica pre-profesional. A continuación me gustaría esbozar algunas ideas sobre ambos aspectos.

 

La formación en contenidos de enseñanza


Soy graduado en Educación, y conozco de primera mano cómo las facultades de educación e institutos pedagógicos descuidan permanentemente la formación de los estudiantes en las especialidades o áreas de conocimiento que van a enseñar. Los maestros egresan de sus instituciones de formación, llenos de teoría pedagógica, lista de instrumentos de evaluación, herramientas didácticas, etc. Pero con un manejo muy pobre de los contenidos de enseñanza (historia, química, biología, álgebra, aritmética, física, geografía, etc.). Bajo el pretexto del aprendizaje holístico, la desaparición de las asignaturas y creación de áreas, la transversalidad de los aprendizajes, se deja de lado el pilar fundamente de todo buen maestro: el manejo profundo, reflexivo y crítico de su disciplina o área de enseñanza.

He llegado a pensar que tal vez convendría al Perú, un sistema como el de otros países, donde para ejercer la docencia debió haberse pasado antes por otra carrera profesional (Historiador, ingeniero, matemático, lingüista, etc.), de tal manera que se asegure en el docente, posea cierta suficiencia profesional en el área que va a dictar. Bueno, solo cabe decir, que es un sistema que opera en países con mejores resultados que los nuestros.

Más allá de esa experiencia, que habría que tenerla en cuenta. Lo cierto es que la formación en contenidos es desatendida, y según veo es poco lo que se hará desde el ministerio de educación. El modelo de docente facilitador, mediador o intermediario de los aprendizajes, se ha abrazado dogmática y equivocadamente, pues se parte de la idea de que solo la literatura y entrenamiento en el constructivismo basta para el logro de aprendizajes auténticos, y no una sólida formación en las áreas de enseñanza. Sé que los buenos constructivistas no creen eso, pero nuestros tecnócratas sí. Pero bueno, los funcionarios del MINEDU no pisan las aulas todos los días, que más les da, el Currículo lo resuelve todo según ellos.

Asegurar mejores manejos de contenidos de enseñanza, significa dotar a las facultades de educación e instituto pedagógicos de planes de formación que otorguen un espacio adecuado a las áreas de enseñanza, con especialistas reales en esas disciplinas. Como propuesta, en los planes para fortalecer el dominio de las áreas de enseñanza, podría incluirse lo siguiente:

- Incorporación de especialistas de las disciplinas en las que están siendo formados los docentes.

- Pasantías de los estudiantes de educación por las facultades de las especialidades que van a enseñar.

- Promoción de publicaciones de difusión en las áreas que van enseñar (editadas y publicadas por los mismos estudiantes).

- Concursos de conocimientos por especialidades.

- Capacitaciones exclusivas en manejo de contenidos, como las desarrolladas cada año por la Universidad San Marcos, el Instituto Riva Agüero de la PUCP y el IEP (Instituto de Estudios Peruanos).

- Pasantías de los estudiantes por Institutos de Investigación, Centros especializados y organismos diversos dedicados al desarrollo científico y técnico, así como a la investigación en Ciencias Sociales y conocimiento de las Humanidades.

Incluso, de manera heterodoxa, aprovechar otros medios, como el aprovechamiento de la experiencia y manejo de contenidos de profesores dedicados exclusivamente a ellos, como es el caso de los profesores pre-universitarios, quienes podrían brindar sesiones especiales a grupos de estudiantes para fortalecer el manejo de contenidos en la educación secundaria.

En fin, como puede apreciarse la formación docente involucra muchas aristas, pero una clave es la formación en contenidos, la que siempre se deja de lado, y explica en gran medida determinados fracasos de nuestro sistema nacional de enseñanza. 

Advierto que algunos consideraran prescindible fortalecer el manejo de contenidos, señalando la importancia o preeminencia de la formación metodológica en la enseñanza. Pues claramente, estarán equivocados, lo metodológico no podría prescindir jamás de los contenidos, pues finalmente son estos los que propician la reflexión crítica, el punto más alto que buscamos en la formación de un estudiante. 


El desarrollo profesional docente a través de la práctica

             Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.

                                                                                                                              Voltaire

Otro ámbito de la formación docente es el de la práctica en aula. Si bien los estudiantes de educación desarrollan prácticas pre-profesionales, son insuficientes frente a los resultados obtenidos estos años o últimas décadas. La enseñanza es una labor de aprendizaje práctico, requiere muchas horas de ejecución antes de alcanzar cierta pericia. Al igual que el estudiante de medicina que requiere hacer permanencia en un hospital bajo una cuidadosa supervisión (más adelante una residencia). Un estudiante de educación también requiere completar auténticas horas de enseñanza, bajo el apoyo y asesoría permanente de docentes de demostrada suficiencia, calidad o experiencia.

Muchas veces la práctica pre-profesional solo es un simulacro para obtener la aprobación del curso de prácticas respectivo. Los docentes que reciben en aula a los estudiantes de educación, no siempre son los más adecuados, pues no gozan de la capacidad de manejo de aula, dominio de contenidos y habilidad de enseñanza. Los estudiantes solo permanecen como actores pasivos, y reciben una retroalimentación pobre, esperable de un docente de profesionalidad precaria.

Una alternativa frente a esto seria, desarrollar verdaderos acompañamientos docentes a los estudiantes. Una opción conocida, pero descuidada, es la pasantía de los estudiantes de educación por colegios de certificada calidad, con docentes especialistas capaces de entrenar a los estudiantes en la compleja tarea de la enseñanza. No pienso en los grandes colegios de Lima o provincias (los que podrían ser incluidos sin duda), sino en colegios de experiencias exitosas y claro compromiso social, como es el caso de los colegios Fe y Alegría. Estas instituciones de manejo autónomo, por parte de los jesuitas, han demostrado que a pesar de las limitaciones se puede contribuir mucho a la educación. Solo imagínese todo lo que podrían lograr con mayor apoyo estatal, y lo mucho que podrían hacer por la formación auténtica de docentes, a través de toda su experiencia acumulada como institución.

La capacitación docente puede complementar la formación inicial de los maestros, pero no puede suplirla. Es fundamental que en un Futuro Plan Nacional de Formación Docente, se contemple la necesidad de que los estudiantes realicen pasantías por distintas escuelas del país, pero de comprobada calidad y disposición a formar a los educadores del Perú. Los docentes-entrenadores que realizarían la labor de formación de nuevos maestros, recibirían una remuneración mensual y bonificaciones por resultados.

Ciertamente, fortalecer el cuerpo docente de las facultades e institutos pedagógicos es imprescindible, así como mejorar los programas de formación. Pero la intención acá es resaltar que un punto clave de estos programas sería un entrenamiento auténtico de docentes, con facilidades otorgadas por el ministerio en convenio con las instituciones educativas de mejores resultados a nivel nacional.

Desarrollar círculos docentes de aprendizaje mutuo es el otro paso. Generar espacios de intercambio de experiencias y proyectos comunes, generando retroalimentación, detectando deficiencias y presentando alternativas.

Hace poco el docente peruano Juan Raúl Cadillo León fue seleccionado entre los 50 mejores profesores del mundo en el concurso “The Global Teacher Prize”. El maestro del colegio Jesús de Nazareth de Huaraz (Áncash), también ha recibido otros reconocimientos y premios como el “Maestro que deja Huella 2014”. Para algunos sería el más propicio para una charla o seminario destinado a cientos de docentes (ciertamente lo podría hacer y muy bien). Pero bajo la lógica que planteo, considero que él sería el más adecuado para entrenar a uno o dos docentes, durante un semestre en su propia escuela, compartiendo con los estudiantes de educación todas sus labores, tanto en desafíos como logros cotidianos. Ello sería tan valioso para los estudiantes de pedagogía, como la misma formación en las aulas universitarias.

Finalmente, otra deuda pendiente es la necesidad de estimular espacios para que los docentes generen conocimientos, publiquen y discutan temas diversos sobre educación. El monopolio de la palabra se impone en nuestro medio; el debate y las entrevistas sobre estos asuntos siempre recaen sobre los mismos especialistas de antaño. Es hora de convertir al docente en un actor protagónico. Revalorizar la carrera docente, significa darle reconocimiento social (incluyendo el académico o intelectual). El docente no solo puede ser entendido como un técnico de la enseñanza, sino en alguien que piensa la realidad y discute estos temas en espacios amplios.


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Socio-Historia

Espacio de reflexión histórico-social. El Perú es a veces un cuento de Kafka pero resulta legible para lo real maravilloso latinoamericano.