LA HERENCIA COLONIAL
Un viejo tópico de las ciencias sociales es hablar de la herencia colonial, ¿pero en qué consiste esta? A grandes rasgos se trata de aquellos usos y costumbres provenientes de la etapa de dominación europea. Así, la República estaría definida en gran parte por el legado colonial español. El asunto problemático seria delimitar que tradiciones son o no coloniales. Hobsbawm, afirmaba que las tradiciones que parecen o reclaman ser antiguas son a menudo bastante recientes en su origen, y a veces inventadas (La Invención de la Tradición, 1983).
Colonial es nuestro apego a las formas. Somos ceremoniosos y barrocos. Desde el Te Deum hasta el discurso presidencial por fiestas patrias (sermones eclesiásticos y civiles). Virreinal fue también nuestra inclinación al rentismo, depender de únicos ingresos, provenientes de la herencia familiar. Recordemos que en la España del siglo XVI, los nobles consideraban el trabajo algo propio de sectores inferiores: campesinos, artesanos, comerciantes, etc. La aristocracia limeña fue la más importante del virreinato en Sudamérica, siendo el rentismo una práctica que prestigiaba antes que censurar. En el siglo XIX surge una pequeña burguesía nacional, pero bajo un estado rentista (auge guanero). En el siglo XX, el Perú no puede evitar “la modernización tradicionalista” (Trazegnies), si bien incorpora formalmente elementos de la modernidad económica, mantiene prácticas decimonónicas y hasta coloniales como el servilismo.
Colonial también es el racismo y la discriminación. Sin embargo, el racismo de la conquista y el virreinato es de carácter religioso. Inspirados en la doctrina de la “servidumbre natural” de Aristóteles, para el cual algunos hombres nacen libres y otros esclavos por naturaleza (Nelson Manrique). En la España de la época, además aún se mantenía la exigencia de los certificados de pureza de sangre. Pero son más bien, las teorías racialistas o “racismo científico” del siglo XIX, las que persisten hasta hoy (determinismo biológico/darwinismo social).
Expresiones coloniales tienen todavía cierta vigencia: “hecha la ley, hecha la trampa”, “la ley se acata pero no se cumple”. El criollo de la república conservara ese espíritu advenedizo, el cual quizás tiene su origen en la picaresca española, donde el arte del embuste o engaño era bien visto. El Estado Patrimonial, es uno de nuestros grandes males. La creencia de las autoridades de que los bienes del Estado son suyos y que pueden disponer de estos a su antojo. La corrupción del encomendero, el cura del pueblo, los funcionarios reales y hasta el virrey, durante casi tres siglos, dejaron huella y constituye una de las herencias más odiosas de la colonia española.
Por otro lado, es común atribuir a la Colonia nuestros grandes males nacionales. El tema del “mal colonial”, desarrollado por grupos heterogéneos: liberales, nacionalistas, indianistas, indigenistas, izquierdistas, etc. constituye muchas veces una trampa que busca ubicar toda nuestra desgracia en la Colonia, alimentar el antihispanismo o antioccidentalismo y generar posturas políticas reivindicativas tendenciosas.
El gran Octavio Paz, sostenía que la diferencia entre las colonias hispanas y sajonas fue radical: “Nueva España conoció muchos horrores, pero por lo menos ignoro el más grave de todos: negarle un sitio, así fuere el último en la escala social, a los hombres que la componían. Había clases, castas, esclavos, pero no había parias, gente sin condición social determinada o sin estado jurídico, moral o religioso”.
Increíblemente, el indio fue aún más sojuzgado después de la independencia. El despojo de sus tierras, eliminación de los caciques, la institucionalización de un régimen de servidumbre (el gamonalismo), la discriminación racial y exclusión total frente a un proyecto que prometió igualdad política. No pretendo defender la Colonia, sólo apuntar que ese periodo tuvo mucho de negativo, pero tampoco conviene asignarle todos los males. Existió y existe un “mal republicano”, del cual somos responsables directos.
Nota: He publicado otro artículo en ese orden, ver en el siguiente enlace http://hahr-online.com/el-legado-colonial/ (Hispanic American Historical Review on Line - Duke University)